El día de hoy nos deja uno de los periodistas mas renombrados de Bolivia Cayetano Llobet a los 71 años de edad, murió alrededor de las 7:30 p.m. a raíz de un cáncer que iba enfrentando desde haces unos meses. Junto a él se encontraban sus seres queridos: sus cuatro hijos y familiares.
Sus restos serán velados en la funeraria virgen inmaculada y posteriormente la despedida será en el cementerio jardín.
Una de las últimas participaciones
Último artículo de Cayetano Llobet
Uno de sus últimos trabajos fue la publicación en su columna "Entre paréntesis" de su alejamiento de la actividad periodística que titula “Mi despedida”.
"Mi despedida"
Por CAYETANO LLOBET T.
Confieso que nunca pretendí desafiar a la naturaleza, pero admito que, sin reto previo -lo que me parece injusto- me ha dado una lección de su invencibilidad. Y de un modo cruel, porque ha atacado uno de los flancos en que yo creía ser más fuerte desde 1991 -cuando Jorge Canelas en La Razón , me invitó a escribir mi primera columna dominical-. Hoy, por recomendación médica, estoy obligado a suspender esa tarea. Y los médicos tienen razón, porque lo que yo le ponía a cada artículo, a mi querido "Entre Paréntesis"...cada semana, era todo lo mío, toda mi intensidad, toda mi honradez, sin escatimar absolutamente nada.
Ésta es una hora de agradecimientos a todos los periódicos y a todos los directores que me acogieron sin ningún cálculo, sin ningún temor, con la mayor apertura, respetando escrupulosamente mi libertad de expresión, palabra por palabra, sin discutir una línea. Lo que me permitió siempre, sentir profundamente que yo era el único responsable de lo que contenía el artículo. Responsabilidad que me dio una sensación de libertad profunda que nunca me atreví a traicionar. Es también, la hora de inmensa gratitud a mis lectores que se expresaban unas veces en forma de desacuerdo y crítica y otras, con la amabilidad de sus comentarios favorables.
Si bien mi trabajo comenzó en la televisión y ocupó largos años, tengo que confesar que lo más gratificante ha sido mi columna dominical. Siento que en esas líneas han ido quedando mis protestas de fondo, mis rabias, mis gritos de impotencia ante todo lo que me ha ido tocando presenciar. Muy especialmente, ante la desaparición progresiva de un horizonte de esperanza.
Esta última columna es para reiterar cada una de las cosas que he escrito cada domingo. Para subrayar mi pesimismo y ratificar mi admiración a ese gran Alcides Arguedas -tan injustamente vilipendiado-, primero por los movimientistas, y ahora por los intelectuales de los movimientos sociales que viven condenando el pensamiento moderno a nombre de utopías regresivas, convencidos de que mirando atrás… ¡avanzan hacia adelante! ¿Habrá alguno de ellos que está realmente convencido que la modernidad y el progreso se han construido con velas invertidas o con espejo retrovisor?
Irónicamente, en nuestra mentalidad, hemos llegado al punto en el que los progresistas son llamados colonialistas.
Una revisión de nuestra historia resulta un paseo por la tristeza… ¡Porque nunca hemos sido capaces de hacer nada relevante! Y lo que es más grave, cada día que pasa, es más difícil que logremos hacerlo.
(Cayetano no pudo escribir el último párrafo de este su último artículo, que, como siempre, habría pretendido dejar en sus queridos lectores algún impacto. Yo sé que hubiera deseado incluir un "gracias por su lealtad". Hoy se cierra su paréntesis... Lastenia).